Por: Dr. Luis Felipe Santana – Nutriólogo Clínico
El hierro es un micronutriente considerado esencial, aunque su requerimiento es poco en cantidad, su importancia radica en las múltiples funciones necesarias para la vida. Se usa para transportar oxígeno (hemoglobina), producir energía en la célula (fosforilación oxidativa), crecimiento y diferenciación celular, neurodesarrollo, y en el sistema inmune, entre otras funciones. También puede ser tóxico por lo que su nivel en el cuerpo, entre 3 a 4 gramos, es sumamente importante, y el equilibrio entre las pérdidas y las ganancias (1-2mg/día) muy específicamente regulado. Puede ser almacenado junto a proteínas como ferritina y hemosiderina y transportado por transferrina, y la absorción es la forma en que el organismo ha sido diseñado para controlar estos niveles, absorbiendo cerca de 10% del hierro de la dieta hasta un tope de 3-5mg en los casos de carencia.
En la dieta tenemos 2 formas diferentes en la que se presenta el hierro, como HEM (ferroso) y no-HEM (férrico), que varían por la fuente, factores limitantes y facilitadores. El hierro HEM proviene mayormente de alimentos de origen animal (res, cerdo, pescado, huevo), mientras que el no-HEM de fuentes vegetales. La absorción se da por dos transportadores distintos, siendo el no-HEM el más difícil limitada por oxalatos, calcio y fósforo (leche), fitatos y fibras (leguminosas y cereales), o tanatos (té o el café), y facilitado por vitamina C o el hierro HEM, mientras que el HEM se limita y se puede absorber de manera directa, por lo que los alimentos de origen animal son la mejor fuente de aportarlo. Como referencia los requerimientos diarios están cubiertos con 300g de carne roja, o 1kg de habichuela. La dieta balanceada es la mejor forma de asegurar que cubrimos estos requerimientos.
La deficiencia de este mineral es la más común de todos los micronutrientes, afectando a cerca de un 30% de la población mundial, siendo más frecuente en grupos de riesgo como pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad renal crónica, embarazo, obesidad, dietas extremas, o en ciertas cirugías.
El correcto diagnóstico lleva a un correcto tratamiento
Se considera una deficiencia de hierro absoluta, cuando se agotan los depósitos, o funcional cuando los depósitos son adecuados, pero no pueden ser usados, frecuentemente con enfermedades inflamatorias como el cáncer o la obesidad. Las causas pueden ser diversas, pero se agrupan en tres categorías: un ingreso inadecuado, una demanda incrementada o una absorción inadecuada.
Los síntomas pueden ser inespecíficos, como fatiga, depresión, sistema inmunológico débil, falta de desarrollo en los niños, caída del cabello, antojos de sustancias no comestibles, o palidez, y muchas veces son confundidos o pasados por alto. Debemos entonces, sospechar en esta deficiencia y hacer una evaluación adecuada del perfil de hierro, además de buscar la causa subyacente que la ha producido, aún antes de tener consecuencias como la anemia por deficiencia de hierro (ADH). Viendo la importancia del transporte de oxígeno, podríamos decir que estamos programados para dar prioridad a esta función, por lo que usualmente vemos la ADH, luego de que los depósitos (ferritina) y el hierro de transporte (saturación de transferrina) están bajos. Lamentablemente la hemoglobina no es un buen parámetro para diagnosticar la deficiencia de hierro, porque solo muestra el estado de hierro cuando ese glóbulo rojo se formó, en los últimos 3-4 meses, pero no podemos evaluar los diferentes compartimientos o hacer un diagnóstico en base a esto.
DH Absoluta | DH Funcional | Anemia por deficiencia de hierro |
Carencia de depósitos de hierro por ferritina <30mg/dL<100mg/dL en inflamación (ICC, ERC…) | No se pueden usar los depósitos por inflamación sistémica. Ferritina sérica 100-299mg/dLSat. de Transferrina <20%PCR elevada | Hombre= Hb<13 g/dL Mujer= Hb<12 g/dL Embarazada= Hb <11 g/dL |
Pruebas para evaluar el hierro: |
HemogramaFerritinaSaturación de transferrina (reportado en hierro y captación)PCR |
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Suplementación de hierro
Cuando ya ocurre una deficiencia o cuando los requerimientos aumentan, como en momentos de rápido crecimiento o en el caso del embarazo que sube de 1mg/dL hasta 27mg/dL, la dieta ya no es suficiente y es necesario suplementar vía oral o endovenosa. La elección entre uno y otro va a depender de la tolerancia del paciente, la rapidez de acción que se busca, o el nivel de carencia.
Para determinar la meta se puede calcular el déficit de hierro usando la fórmula de ganzoni: Peso(kg) x (Hb meta-Hb actual) x 2.4 + carencia de depósitos (500). La ferritina sérica representa 10% del total, nos va a orientar cómo llenar los depósitos, pero esta se eleva en estados inflamatorios.
El hierro oral suele producir efectos secundarios gastrointestinales por el hierro suelto tóxico, y se suele usar por más de 3 meses. El hierro endovenoso llega directo a la sangre y se puede aplicar hasta 1,000 mg con las preparaciones como la carboximaltosa férrica en un espacio de 15 min.
Referencias:
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