La taquicardia ventricular es una arritmia cardíaca caracterizada por un ritmo cardíaco anormalmente rápido. Esta condición generalmente se desarrolla en pacientes con tejido cicatricial después de una lesión cardíaca, lo que altera la secuencia normal de conducción eléctrica en el corazón. Esta alteración anatómica y fisiológica permite que los ventrículos entren en un ritmo acelerado independiente e incontrolable. Además de la colocación de un desfibrilador cardíaco implantable, la taquicardia ventricular tradicionalmente se ha tratado médicamente con fármacos antiarrítmicos y mediante enfoques intervencionistas como la ablación invasiva con catéter. Sin embargo, incluso en pacientes seleccionados de forma óptima, la recurrencia de taquicardia ventricular al año se aproxima al 50%. Existen pocas opciones para los pacientes con esta condición resistente al tratamiento médico, y la morbimortalidad de la taquicardia resistente al tratamiento son significativas.
La ablación con catéter representa una opción terapéutica clave en el manejo de las arritmias ventriculares. La mayoría de las ablaciones se realizan con un catéter que emplea energía de radiofrecuencia unipolar provocando necrosis y ruptura del tejido arritmogénico. Sin embargo, la ablación con catéter es invasiva, con riesgos que incluyen lesión vascular, tromboembolismo y taponamiento cardíaco. Los circuitos arritmogénicos a menudo son inaccesibles con las herramientas y técnicas de ablación convencionales, ya que pueden estar en lo profundo del miocardio intramural.
En la electrofisiología clínica, los métodos de imágenes cardíacas no invasivas, como la resonancia magnética cardíaca y la tomografía computarizada ayudan a identificar y localizar la cicatriz del miocardio que puede tener un sustrato eléctrico anormal que causa la taquicardia ventricular. El uso de electrocardiografía de superficie corporal con electrodos múltiples para crear una imagen cardíaca en combinación con imágenes cardíacas estándar puede identificar de manera no invasiva tanto la cicatriz miocárdica como la región arritmogénica de la que surgen las arritmias ventriculares. Con el uso de estas imágenes, ha sido posible desarrollar un método totalmente no invasivo para la ablación de la taquicardia ventricular.
Como parte de una colaboración multidisciplinaria entre la cardiología y la radioterapia oncológica recientemente publicados en diferentes trabajos muestra la experiencia inicial con imágenes no invasivas para la realización de radiocirugía corporal estereotáctica en la región de la cicatriz arritmogénica para pacientes con taquicardia ventricular refractaria. En los pacientes tratados por necesidad clínica, se han descritos una reducción significativa en la carga de taquicardia después de una fracción única de 25 Gy al objetivo arritmogénico sin toxicidad aguda significativa.
La radioterapia se ha utilizado principalmente para tratar tumores malignos o benignos, y actualmente se administra a través de un acelerador lineal el cual es un dispositivo que genera radiación de fotones ionizantes de alta energía.
La radioablación de arritmia cardíaca se refiere al uso de radiaciones de alta energía bajo una técnica conocida como Radiocirugía Esterotáctica (SBRT por su siglas en inglés) para destruir el tejido arritmogénico dentro del corazón. A diferencia de la ablación con catéter tradicional, donde el mapeo y la interrupción del circuito arritmogénico ocurren dentro del procedimiento, la SBRT se basa en la definición precisa de un objetivo arritmogénico antes de administrar la radioterapia el cual se planifica inicialmente con estudios de imágenes para visualizar el lugar específico que queremos irradiar
El mecanismo principal de la muerte celular inducida por la radiación es la ionización y la producción de radicales libres, lo que conduce a la acumulación de roturas de doble cadena en el ADN que desencadenan la detención del ciclo celular y la muerte celular. Cada vez hay más evidencia de que la SBRT también funciona a través de mecanismos indirectos adicionales debido a la dosis más alta, especialmente a través del daño a la vasculatura tisular, lo que lleva a la hipoxia y necrosis celular, con este fin, se han observado cambios vasculares inducidos por la radiación en tumores las horas o días posteriores al tratamiento, y los estudios preclínicos han demostrado muerte celular adicional además de los efectos directos de la radiación. Dado que la radiación en la SBRT cardíaca se dirige a los miocitos que no se dividen, es probable que el mecanismo de acción sea diferente al de los tumores. Sin embargo, ha habido estudios que han investigado la irradiación de una sola fracción de todo el corazón, estos demostraron degeneración miocárdica dependiente de la dosis y fibrosis desde el tejido epicárdico hasta la transmuralidad total en los meses posteriores a la irradiación a dosis de 25 Gy. Se demostró que la reducción de la densidad capilar precede a la degeneración miocárdica, lo que sugiere el papel temprano y prominente de la lesión vascular en el daño inducido por la radiación.
En República Dominicana ya contamos con la experiencia en aquellos pacientes que luego de realizar ablación con catéter de radiofrecuencia sin acceso anatómico se les ha realizado tratamiento con radioterapia demostrando una rápida reducción de la densidad arrítmica sin presencia de efectos adversos.